31 enero 2006

Andrés, el pescador


Mi tío Andrés vive en un ejido muy cercano a Alamo, lo conocí cuando era pequeña, pero olvide su rostro, sólo podía recordar una escena que él nos regalo: Yo miré las piedras en el fondo del río, mientras avanzabamos rápidamente en su pequeña lancha, aquella que aún sigo pensando construyó con sus propias manos.

Lo ví cuando lanzaba sus casnastos para recoger los peces; ese día, que ocurrió hace más de 10 años, fue la primera vez que alguien me dejó acercarme sin miedo alguno a la naturaleza.

Este día lo volví a ver, en una cama, padeciendo cancer.
No puede comer, su alimento diario es una taza de atole, quizás lo único que su estomago puede digerir.

Todo esto es realmente triste: ver a una persona que era tan fuerte y activo a unos meses del final de su vida...

A él siempre lo recordaré como lo conocí, porque una enfermedad así acaba sólo con el cuerpo, no con lo que es ese gran señor, que me deja para siempre otra gran lección con una sola frase: "Cuando era chico sabía, pero cuando quize ser bueno, ya era demasiado viejo"

Yo haré todo lo que pueda hacer por mí.

Gracias tío Andrés.

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